En primer lugar presento disculpas por todo lo que está escrito aquí, ya que cada idea u opinión que se presentan son solo eso, una idea u opinión temporal. En realidad no hay ninguna verdad definitiva en este blog, solo hay palabras que surgen del vacío, para eventualmente regresar a él. Si somos consicentes de esto con todo nuestro ser, leer es innecesario. Habiendo dicho esto, espero que disfrutes de estas efímeras palábras.
Aunque es una herramienta conceptual muy común en nuestro diario pensar, rara vez nos preguntamos qué está adentro y qué está afuera nuestro.
Por sentido común asumimos que lo que está cubierto por nuestra piel está adentro y lo que no, afuera. Pero si observamos con claridad, el límite entre estos dos aparentes opuestos es totalmente arbitrario y no existe en la vida real, solo en nuestra mente.
Analicemos algo tan simple como tomarnos un vaso de agua. Antes de ingerirlo podemos decir que el líquido está dentro del vaso, y afuera nuestro. Mientras que la garganta y el tracto digestivo están en nuestro interior.
Sin embargo una vez nos tomamos el agua ¿Qué sucede? Podriamos afirmar que ahora el agua está adentro nuestro. De hecho parte del agua se convierte en nutrientes que son absorbidos por algunas de nuestras células, fundiéndose de manera literal con nuestro cuerpo. Mientras que otra parte es expulsada, fundiéndose a su vez con desechos que el organismo ha metabolizado, sin ser posible medir con exactitud qué fracción del líquido absorbimos y qué fracción expulsamos.
O sea que lo que está adentro y lo que está afuera cambia constantemente y no hay manera exacta de determinar donde adentro termina y afuera empieza.
Incluso órganos tan indispensables como nuestro corazón o hígado pueden salir de nosotros en un transplante (y entrar en alguien más). De hecho nuestras uñas y cabello están permanentemente saliendo de nosotros.
La mente dualista está siempre en la tarea de medir, discriminar y diferenciar. En resumen, la mente siempre esta separándolo todo. Especialmente separándonos a nosotros mismos de los demás y del resto del universo.
Entonces sufrimos por que creemos que esas mediciones y límites son reales.
Tenemos la tendencia a pensar que el mundo está poblado por pequeños egos encerrados en sacos de piel que interactúan unos con otros. Y que nosotros somos un ego más, un YO aislado y separado que va por la vida tratando de manipular “el mundo externo” para cumplir metas y objetivos, luchando, venciendo obstáculos y tratando de alcanzar la felicidad.
Pero esa no es la realidad.
Lo que pasa es que nuestra percepción racional de la realidad es demasiado simplista e incapaz de captar su verdadera naturaleza.
Por que en realidad no hay nada afuera.
Creemos que nuestro ser esta atrapado en el interior de la piel. Pero es más acertado decir que la piel esta adentro de nuestro verdadero ser.
Ese ser es el espacio abierto sobre el cual aparecen y desaparecen todos los objetos (incluyendo el cuerpo) todas las sensaciones y todos los pensamientos. Todo lo que puedes percibir en este mismo instante está en tu interior. En el interior de la conciencia ilimitada y eterna que soporta la existencia del universo mismo.
Esa conciencia nunca nació, por lo tanto no puede morir. No envejece ni se transforma, ya que en ella se refleja todo lo que envejece y todo lo que se transforma. Cualquier objeto, sensación o pensamiento que podemos percibir es un contenido de la conciencia, pero la conciencia misma abarca todo lo que hay.
No hay nada afuera tuyo, por que tú no eres un pequeño yo atrapado en un saco de piel. Tú eres esa conciencia observadora, pura, eterna, indefinible e indestructible. Y todo esto que estás observando ahora mismo es solo un sueño pasajero, que tú mismo escogiste soñar.
Y lo más increible es que esa conciencia es la misma en ti, en mi, en un árbol, un pez o una nube, puesto que no son varias conciencias separadas, es una sola.
Es imposible decir donde adentro termina y donde afuera empieza. Por que no son dos, son uno.
Y ese uno eres tú.
Santiago Jiménez Blanco
Pues ahora más grandecito me pregunto ¿Superiores en cuanto a que? Lo digo por que si me lanzan a nadar con un tiburón o a luchar con un tigre ¿Quién es superior?.
En algún momento los seres humanos nos vendimos el cuento de que somos una especie de raza avanzada diferente a todas las demás, creyendo que esto nos da el derecho a someter y dominar a las “razas inferiores”. Vemos la naturaleza como algo que debemos conquistar, algo mucho menos inteligente que nosotros y que esta ahí para ser manipulado y explotado.
Ingenuamente creemos haber escapado a la cadena alimenticia. Puede que ya no seamos devorados por osos ni cocodrilos (salvo algunas excepciones) pero seguimos siendo un banquete para bacterias, virus y mosquitos.
De la misma manera en que las hormigas construyen complejos hormigueros, nosotros construimos ciudades con intrincadas infraestructuras viales. Así como los chimpancés tienen reglas sociales (que no siempre respetan) nosotros tenemos gobiernos y normas jurídicas (que no siempre respetamos). Solo que en nuestro caso el macho alfa, el jefe de la manada y quien goza de mayores privilegios sexuales, no es el de la melena más grande ni el que ruge más duro, si no el que tiene el reloj más fino, el carro más caro y sale más en televisión.
En el fondo no hay diferencia entre los seres humanos y las demás especies. Los pájaros y los delfines utilizan el sonido para comunicarse, nosotros también. Un león lucha hasta la muerte si otro león quiere aparearse con una de sus hembras ¿Tú que harías?.
Así como la naturaleza produce manzanas, pepinos o arroz, también produce seres humanos.
Cada uno de nosotros es una expresión única de la naturaleza.
En realidad cada uno de nosotros es la naturaleza misma expresandose como un ser humano. Cuando un bebe nace decimos que ha llegado al mundo, cuando en realidad ha sido creado por el mundo. Si cambiáramos una sola cosa en el mundo, ese bebe seria diferente o tal vez ni siquiera existiría. Tú dependes absolutamente de toda la naturaleza y la naturaleza de ti, no estás separado de ella.
De hecho somos una de sus más bellas manifestaciones. Cuando vemos a los primates en el zoológico nos maravilla su parecido con nosotros mismos. Pues si observamos bien veremos que en el fondo somos una rama más de primates. Solo que caminamos más erguidos, tenemos menos pelo, usamos ropa y vamos al colegio.
Pero además de toda la perfección biológica que nos acompaña, en nosotros se manifiesta algo especial, la razón. Y la razón nos ha llevado a la luna y al fondo del mar, ha desarrollado la ciencia y nos ha hecho preguntarnos quienes somos. La razón es el puente entre el reino de los sentidos y el del espíritu, el problema es que no hemos terminado de cruzarlo.
Desafortunadamente la razón se ha vuelto en nuestra contra sin siquiera darnos cuenta. Nos ha convertido en una especie arrogante y llena de miedos, que en su afán por dominar la naturaleza solo ha conseguido destruirla. En vez de usar la razón como herramienta, ella nos usa a nosotros, nos hemos vuelto sus esclavos. Nos ha hecho creer que somos seres independientes y separados de la naturaleza que nos creó, vivimos engañados por nuestra propia razón.
Cuando las vacas pastan en una ladera lo hacen de tal forma que previenen su erosión ¿Por qué en vez de tratar de dominar la naturaleza no trabajamos en conjunto con ella?
Si dejamos nuestra arrogancia y nuestros miedos a un lado, elevamos nuestra conciencia y dejamos de sentirnos como "seres superiores" separados de todos lo demás y con la misión de doblegarlos, nos daremos cuenta de la inescapable unidad de todas las cosas.
Lo que tú estas haciendo en este mismo instante es resultado de todas las interacciones que ocurren en el universo. Lo que tú eres es una manifestacion del universo. Si eres conciente de esto te será muy fácil amar la naturaleza entera, por que la verás como una extensión de tu propio cuerpo y de tu propio ser.
La naturaleza se manifiesta de infinitas y hermosas formas.
Una de ellas eres tú. Santiago Jimenez Blanco
Cuando realmente escuchamos música no estamos tratando de "llegar a algo" y lo único real es el momento presente, el pasado y el futuro no importan.
Pero nuestro diario sentir es bastante diferente. Nos parece que la razón de estar vivos es precisamente llegar a algo, conseguir algo, bien sea dinero, la pareja perfecta, éxito profesional, estatus, iluminación espiritual, o el nombre que le quieras poner.
Si en nuestra sociedad un niño le pregunta a su madre ¿mami, para qué voy al colegio? Ella seguro le dirá algo como "para que aprendas y luego puedas ir a la universidad" ¿y para qué voy a ir a la universidad? "pues para que estés bien preparado cuando salgas a trabajar" ¿y para qué quiero trabajar? "para que construyas una carrera y así puedas conseguir dinero, te cases, formes una familia y llegues a ser una persona exitosa".
Así aparece en nuestra mente la idea de que la vida es una especie de viaje dividido en etapas donde el propósito final es "llegar a algo" o dicho en otras palabras "ser exitoso". Entonces nos asignan un número y nos convertimos en un participante más de la desquiciada e inconciente carrera por el éxito.
El problema es que esta carrera no viene sola, trae consigo una constante angustia producida por el miedo de que tal vez nunca lleguemos a serlo y de que nuestra vida haya sido en vano. Siempre sentimos como que algo más nos hace falta y que si tan solo lo consiguieramos finalmente estariamos "completos".
La carrera empieza entonces con preguntas que nos hacen a todos de niños ¿y tú que quieres ser cuando seas grande? Después en la adolescencia ¿qué carrera piensas a estudiar? Pero eso no es suficiente, luego tenemos que decidir en qué vamos a especializarnos, cuál va a ser nuestro campo de trabajo, con quién nos vamos a casar, donde vamos a comprar la casa, en qué colegio van a estudiar nuestros hijos, cuál es es el mejor plan de jubilación y hasta en qué cementerio nos van a enterrar. Vemos la vida como un asunto muy serio en donde debemos esforzarnos cada segundo por lograr algo.
Y siempre en nuestra mente tenemos la idea de que estamos trabajando para llegar a ese objetivo que nos vendieron de niños, ser exitosos (ojala en todas las área de la vida, profesional, familiar, laboral, etc.) Y con cada escalón que subimos (graduarnos del colegio, de la universidad, ascender de puesto, casarnos) sentimos que nos acercamos más y más a esa meta, a ese fin que tanto anhelamos y que le da sentido a nuestra vida.
Asi cuando finalmente llega nuestro ultimo dia en la oficina, el consultorio o la tarima, después de sesenta o mas años buscando esa meta por fin podemos decir ''lo logre, he llegado" y celebramos hasta la saciedad.
Pero al despertar el dia siguiente hay una extraña sensación. De pronto vemos a nuestro alrededor y notamos que en el fondo nada ha cambiado, no nos sentimos muy diferentes a todos los días anteriores, el cielo sigue siendo azul, el sol brilla igual que antes y la gente sigue siendo igual de buena o de mala.
Entonces en ese momento tal vez nos sintamos un poco engañados. Y es que en verdad hemos sido engañados. Resulta que por estar buscando desesperadamente esa "meta" que nos prometieron (o que nosotros mismos nos prometimos) nos perdimos de la vida.
Por que en realidad no se trata de "llegar a algo", se trata de escuchar la música y de cantar y bailar con ella en este mismo instante.
Escucha la música de tu vida con atención en cada momento y descubrirás lo perfecta que es.
Por que esa música eres tú.
Santiago Jimenez Blanco
Lo que no sabían los antiguos maestros es que la ciencia moderna nos puede ayudar a entender este hermoso Koan.
Sabemos que el sonido son ondas, vibraciones que se propagan a través del aire y que luego impactan nuestros oídos, después se convierten en impulsos eléctricos que son procesados en nuestro cerebro y finalmente aparece en nuestra conciencia aquello que llamamos sonido. Por lo tanto el sonido no está "allá afuera", está literalmente adentro tuyo, tú lo creaste. Afuera solo hay vibración, y esta vibración se convierte en sonido únicamente cuando la procesamos.
En otras palabras, afuera de nuestros sentidos solo existe un potencial, solo existen posibilidades infinitas, vibraciones que luego nosotros mismos convertimos en aquello que llamamos realidad.
No hay sonido si no hay nadie que lo escuche ¿No es esto increíble?
Si de verdad comprendemos esto, nos daremos cuenta de cómo nosotros mismos creamos nuestro mundo, nuestra experiencia de vida momento a momento, por que el mundo no está "allá afuera". Así como tú mismo creas el sonido, tú mismo creas literalmente tu mundo, TU pones los limites. Todo este universo que tienes en la cabeza no existiría sin ti. Está siendo creado por ti en este mismo instante.
El problema es que no nos damos cuenta de este proceso y creemos que la realidad es algo externo a nosotros, algo que debemos confrontar y manipular para lograr cosas y sentirnos felices; eso es un tremendo engaño. Sentimos que el mundo viene hacia nosotros cuando en realidad sale desde nosotros. En la primera situación somos victimas, en la segunda somos creadores.
Tú creas tu alegría y tu tristeza, tu éxito y tu fracaso, tú creas todo tu mundo momento a momento.
Y la forma como lo creamos es a través de nuestra interpretación, me explico con un ejemplo:
En nuestra cultura hay un marcado miedo a la muerte, o sea que vemos a la muerte como algo terriblemente "malo" y de lo cual debemos huir. Sin embargo existen culturas donde la muerte se mira con regocijo, como un paso a otro mundo, como liberación, etc. Entonces ¿Cuál es la "realidad"? ¿Es la muerte algo malo o algo bueno? En verdad es lo que tú decidas que sea, lo que pasa es que no somos realmente concientes de cómo tomamos nuestras decisiones, las tomamos automáticamente basándonos en patrones que nuestra cultura nos implantó.
El ser humano conciente no cae en estos juegos, él sabe que el mundo es su creación, él sabe que él y el mundo no son dos cosas, son una sola e inseparable.
Para un ser conciente es fácil amar todo lo que existe, por que reconoce que es su creación.
O sea que si sientes odio hacia alguien o hacia algo recuerda que ese odio no está "allá afuera" , tú lo estas creando, está adentro tuyo envenenando todo tu ser.
No trates de arreglar el mundo, trata de arreglar tú mundo. Y el primer paso para hacerlo es reconocer que esta siendo creado por ti en este mismo instante.
Tú no estas separado del mundo.
El mundo eres tú.
Santiago Jimenez Blanco
Simplemente hemos decidido no poner nuestra atención en ellas. En otras palabras: Estamos dormidos.
De la misma forma en que arriba y abajo no estan separados, aquello que llamas "yo" y aquello que llamas "no yo" tampoco lo están.
Lo que tú eres es el universo entero, esa es tu verdadera naturaleza, tu verdadero YO.
Santiago Jimenez Blanco.